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¿Y como puede el diablo empujarte a alguien que se parece tanto a un ángel cuando sonríe? 

Las 12 se aproximaban.
Cenicienta, borracha, no quería soltar la copa ni al chico. Quería seguir perreando y poniéndose hasta el culo.
Realmente se había enamorado. ¿o quizás fue el alcohol?

En medio de la pista, echó a correr.

El príncipe la seguía, ciego, y no precisamente de amor, corría tras ella.

 Pero esta vez no llego al carruaje. Asustada por la sensación de mariposas en el estomago, callo rodando por las escaleras, y sus zapatos platafórmicos también.

Cenicientas murió sin pagar y por amor.

Lo que ella nunca supo fue que el príncipe, al dar las campanadas, no corría porque la amaba, o porque quería compartir su vida con ella, no, eso parece que no esta de moda, el solo quería los 12 euros de la copa...






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